“For where two or three are gathered together in my name, there am I in the midst of them.”

“For behold, this is my work and my glory—to bring to pass the immortality and eternal life of man.”

“God promises us, according to our faithfulness, the constant companionship of the third member of the Godhead, even the Holy Ghost, that through the Atonement of Jesus Christ we can receive and always retain a remission of our sins, that we can receive peace in this world, that the Savior has broken the bands of death and was victorious over the grave, and that families can be together for all eternity.

Understandably, all of the exceeding great and precious promises Heavenly Father offers to His children cannot be counted or described comprehensively. However, even the partial list of promised blessings I just presented should cause each of us to “stand all amazed” and “fall down and worship the Father” in the name of Jesus Christ.”

“We are too apt to forget the great object of life, the motive of our Heavenly Father in sending us here to put on mortality, as well as the holy calling with which we have been called; and hence, instead of rising above the little transitory things … , we too often allow ourselves to come down to the level of the world without availing ourselves of the divine help which God has instituted, which alone can enable us to overcome [those transitory things].”

“Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.”

“Porque, he aquí, esta es mi obra y mi gloria: Llevar a cabo la inmortalidad y la vida eterna del hombre.”

“Dios nos promete, en base a nuestra fidelidad, la compañía constante del tercer miembro de la trinidad, el Espíritu Santo, que a través de la expiación de Jesucristopodemos recibir remisión de nuestros pecados, para que podamos recibir paz en este mundo, donde el Salvador desato las cadenas de la muerte y ha vencio a la tumba, y que las familias pueden estar juntas por toda la eternidad.

Entendiblemente, todas las promesas sumamente grandes y preciosas que el Padre Celestial ofrece a Sus hijos no se pueden contar ni describir de manera exhaustiva. Sin embargo, incluso la lista parcial de las bendiciones prometidas que acabo de presentar debería hacer que cada uno de nosotros “se quede asombrado” y “caiga al suelo y adore al Padre” en el nombre de Jesucristo.”

“Somos demasiado aptos para olvidar el gran objeto de la vida, el propósito de nuestro Padre Celestial al enviarnos aquí para ponernos sobre la mortalidad, así como también el santo llamamiento con el que hemos sido llamados; y por lo tanto, en lugar de elevarnos por encima de las pequeñas cosas transitorias …, con demasiada frecuencia nos permitimos bajar al nivel del mundo sin hacer uso de la ayuda divina que Dios ha instituido, que solo puede permitirnos superar [esas cosas transitorias].”